miércoles, 14 de noviembre de 2007

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Sólo yo sé por qué lo hice
Quién sabe qué sería de la vida de Aniette si yo no estuviese en este lugar. Si no la hubiese podido rescatar de las manos de su propia condena. La misma condena a la que yo podría estar sometido, pero no importa porque la promesa que le hice a Aniette desde el primer momento en que la perdí era incondicional, y ahora las consecuencias no valen nada comparadas con la mirada serena y la sonrisa en su rostro que me decían “aún te recuerdo Hahasiah”.

En el preciso momento en el que me dirigía hacia el lugar donde dictarían mi condena debido a lo ocurrido aquel día en que todo parecía estar bien en la tierra, muchas de las personas a las que había visto antes y conocía un poco acerca de su vida, ya no estarían más residiendo en este mundo. Por desgracia, en mis manos, en la decisión de mis actos estaba la sentencia mortal de cada una de estas personas. Y sólo tenía dos caminos a los cuales recurrir, pero por desgracia el camino que elegí se encontraba manchado por la sangre de inocentes, pero por más que lo sabía no podía permitir que le sucediera lo mismo otra vez a Aniette. Por eso, mientras caminaba entre la hierba que conducía hacia el camino del juicio celestial que esperaba por mi sentencia, podía observar claramente cómo en el cielo las nubes no paraban de teñirse de rojo.

Si todos los seres humanos tienen su destino marcado y han venido al mundo a cumplir una misión, por qué los ángeles no.

Memorias de alguna vez
El tiempo en la vida de un ángel no tiene valor ni consecuencias, tan sólo un suspiro puede evocar miles de sentimientos acumulados por el sinsentido de la vida humana.

En muchas ocasiones Aniette y yo nos preguntábamos qué tipo de persona seríamos y como viviríamos si fuéramos humanos. Junto con Aniette compartíamos el mismo amor e interés por la vida de los seres humanos y hacíamos largos recorridos para intentar llegar a tiempo a nuestras misiones donde observar la labor humana de ayudar a las demás personas era lo más maravilloso para los dos. Este sentimiento fue lo que hizo que mantuviéramos una relación estrecha y nos acercaba el uno al otro. Aniette les susurraba al oído para que no desfallecieran en el intento de luchar por sus vidas. Pero a pesar de esto, el destino tiene sus reglas y no permite marcha atrás por más que quisiéramos, y en ese caso yo debía cumplir con mi labor de acompañarlos a dejar su cuerpo descansando en la tierra, mientras que su verdadero ser seguía un nuevo camino para cerrar el ciclo de su vida y permitir que un nuevo ser se apropie de otra nueva vida.

Los dos éramos muy felices sobrevolando las ciudades del mundo en una época donde las personas valoraban más el sentido de la vida. Cada vez que observaba a Aniette, con sus cabellos dorados y su rostro lleno de felicidad, me llegaban a la mente visiones que me hacían sentir temor de que algo ocurriría, que no dejaría que nos volviésemos a encontrar, pero dentro de mi mente siempre imagine que algo así no podía sucedernos a nosotros quien éramos lo que cuidábamos a los mortales.

Una vez que llegue al campo de maíz donde solíamos reunirnos halle a Aniette recostada a un árbol con la cabeza cabizbaja y sus alas un poco marchitas, ya que cuando un ángel siente tristeza en su interior sus alas pierden el brillo celestial que nos llena de alegría. Cuando me acerque observe que no sólo sus alas estaban marchitas, sino que además sus plumas estaban en el suelo. Algo había ocurrido y temía lo peor.

Las visiones que siempre quise ignorar, ahora se hacían realidad. Aniette se asustó cuando le hablé, eso no era normal, había perdido todas sus virtudes como ángel. Que sucedió, le pregunte. Aniette miraba para todos lados como perdida tratando de hallarme o tan solo tocarme; ya no era lo mismo algo impedía sentirnos, mirarnos frente a frente. Ahora ella pertenecía a otra esencia, a otra esfera ajena de lo que fue, un ángel. Ahora hacía parte del mundo de los mortales, sus lágrimas lo decían, el palpitar de su corazón y sobretodo su marca en el pecho.

Aniette y Shella
Ese mismo día en el que Hahasiah se encontraba custodiando la supervivencia de Jean-Pierre, un soldado perteneciente a las fuerzas militares aliadas, que se encontraba librando la guerra contra el ataque alemán, Aniette decidió caminar por las montañas que conducían a los campos de maíz cercanos a las veredas de los aldeanos.

Mientras observaba como cosechaban la siembra y se vivía un ambiente en completa armonía, pensó que tal vez a Hahasiah le gustaría oler algunas flores que estaba cortando cerca de un árbol de naranjas. Aniette siguió caminando entre los pastales con las flores en la mano, cuando observó cómo una pelota echa de trapo se acercó a sus pies. Se agacho para poder tocarla con sus manos, cuando de repente llegaron unos niños corriendo y patearon la pelota mientras otros la seguían. Aniette sólo se sonrió y se quedó mirando cómo se alejaban persiguiendo de la pelota. Cuando devolvió la mirada observó que una niña la miraba a los ojos con cara de sorprendida pero sin ningún temor, eso era muy extraño. Las dos se quedaron mirando fijamente y la niña no le quitaba la mirada, sin más remedio, Aniette decidió seguir caminando ya que era imposible que una niña pudiese verla, pero mientras caminaba ella sentía que la niña la seguía con la mirada, y cuando se detuvo la niña se fue acercando mientras estiraba la mano ofreciéndole jugar con su muñeca de trapo.

Aniette quedó congelada en ese instante como si se encontrara desnuda, pero alrededor todo concurría normalmente. Los niños jugando con la pelota, las mujeres en sus aldeas ayudando con las labores del hogar, los pájaros ambientando el fulgor de la mañana y el constante sonido de las hachas cortando la madera. La niña le sonrió y con sus gestos le indicó que la siguiera. Aniette la siguió por entre los matorrales, mientras la niña intentaba cogerle la mano para guiarla.

Siguiendo por los matorrales llegaron a un lugar cerca de las vías del ferrocarril donde quedaba un hermoso lago en el que la niña se sentó y comenzó a bañar a su muñeca. Aniette no podía creer lo que había pasado, una niña la pudo ver y ahora la estaba convidando a jugar con ella a las muñecas, ella se preguntaba a sí misma ¿cómo podría ser esto posible? lo que si era cierto era que el destino ya estaba escrito.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Diálogo entre Ernesto y Belcebú

B: Buenas tardes.

E: Buenas tardes caballero, ¿en qué podría ayudarlo?

B: Eeh… pues a ver yo soy Andrés Felipe Becerra y… lo que quiero es pedirle un favor.

E: Cuénteme, ¿de qué se trata, para saber si le puedo ser útil?

B: Tengo entendido que usted es el dueño de gran parte de ésta playa.

E:No, se equivoca, yo tan solo vivo aquí.

B: Pero… este terreno es suyo, ¿o no?

E:Pues, éste, dónde nos encontramos, sí, pero la playa no tiene dueño, así como el mar que puede observar frente a usted, el cielo y todo lo que puede ver a su alrededor.

B: Mire don Ernesto…

E: Como así, usted por qué sabe que mi nombre es Ernesto.

B: Tranquilo, me lo ha dicho el capitán de la embarcación en la que he llegado.

E: Y… cuénteme, quién lo ha traído hasta acá, acaso fue “Wantifor”

B: Sí, creo que ese es su nombre. Pero como le venía comentando don Ernesto, estoy interesado en comprar su parcela.

E: Pero ¿cómo?, ¿acaso usted ha visto algún anuncio de venta?

B: No, pero mi interés es inmenso y el dinero para mi no es problema.

E: Para mi tampoco es una preocupación, acaso usted creé que el dinero en este lugar sirve para algo, solamente observe a su alrededor, esto es un paraíso, aquí lo está todo.

B: Si yo lo sé, pero también le quiero ser honesto, por mi cabeza están pagando un alto precio, don Ernesto, mi vida está en juego en la ciudad, ¿ahora me hago entender un poco más?

E: Mmm veo, pero acaso usted no se da cuenta que existen otros lugares, de hecho, para una persona como usted, mucho mejor que esta humilde tierra.

B: Sí, sé que existen otros lugares mucho mejor que este, usted tiene toda la razón, pero sólo este cumple mis expectativas, las cuales son; seguridad y buena señal para la comunicación, para mi teléfono celular. Sabe que don Ernesto, piénselo dos días y me da una respuesta, su silencio será muy bien recompensado.

E: Como así que piénselo, usted acaso creé que yo soy de su propiedad, o que usted tiene poder sobre mi… yo no tengo que pensar nada, más bien es usted quien tiene que reconsiderar lo que me viene a proponer.

B: Sabe que don Ernesto, piense que esto sería conveniente para usted y toda su familia, me refiero que su salud y seguridad estarían en juego.

(Minutos después, Belcebú se dirige hacia la orilla de la playa cuando en ese momento recibe una llamada por el teléfono celular donde habla con Ulloa quien le dice como se encuentra vestido y que sabe dónde está. Lo que Belcebú no sabe es que estaba hablando con Hahasiah, quién no quería que éste se entrometiera en la vida de Ernesto y se alejara lo más pronto posible de ese lugar).

jueves, 18 de octubre de 2007

Intro Story

Quién sabe que sería de la vida de Aniette si yo no estuviese en este lugar. Si no la hubiese podido rescatar de las manos de su propia condena. La misma condena a la que yo podría estar sometido, pero no importa porque la promesa que le hice a Aniette desde el primer momento en que la perdí era incondicional, y ahora las consecuencias no valen nada comparadas con la mirada serena y la sonrisa en su rostro que me decían “aún te recuerdo Hahasiah”.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Tiempos Narrativos

Pasado
Fue entonces cuando Aniette un día cualquiera fue al banco central a retirar un dinero de la pensión que mensualmente le llegaba a su madre (que ya no podía caminar por lo vieja que estaba). Después de una larga espera debido a la cantidad de gente que había en el banco, entraron unos asaltantes a robar con armas de fuego y con máscaras que tapaban sus rostros. Fue en ese momento cuando a Hahasiah le llegaron a la mente todas las imágenes de las antiguas muertes por las que había pasado Aniette y que no la dejaban descansar en paz.

Presente
Es entonces cuando Aniette un día cualquiera va al banco central a retirar un dinero que mensualmente recibe de la pensión de su madre (que por sus años le es casi imposible caminar). Después de esperar por un largo tiempo en la fila del banco debido a la cantidad de gente que está en el lugar, entran unos asaltantes a robar el banco con armas de fuego y con máscaras que tapan sus rostros. Justo en ese momento es cuando Hahasiah le llegan a la mente todas esas imágenes de las antiguas muertes por las que ha pasado Aniette y que no la dejan descansar en paz.

Futuro
Será entonces cuando Aniette un día cualquiera se dirija al banco central a retirar un dinero que mensualmente recibirá de la pensión de su madre. Después esperará por un largo tiempo en la fila del banco debido a la cantidad de gente que estará en el lugar, entrarán unos asaltantes y robarán el banco con armas de fuego y con máscaras que cubrirán sus rostros. Momentos después a Hahasiah le llegarán a la mente todas esas imágenes de las antiguas muertes por las que había pasado Aniette y que no la dejarán descansar en paz.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Sinopsis

Hahasiah es un ángel que se encuentra en un juicio celestial para ser juzgado por salvar la vida de su compañera Aniette, quien se convirtió en humana como consecuencia de cambiar el destino de un mortal. Debido a esto, Aniette es condenada a reencarnar por toda la eternidad en cuerpos de humanos hasta que no muera de forma natural. Para lograr esto, tras verla morir muchas veces tragicamente Hahasiah la salva ocasionando la muerte de muchos inocentes.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Tipos de Narradores

Narrador Extradiegético
En el preciso momento en que Hahasiah se disponía a asumir las consecuencias de sus actos cometidos en la tierra, muchas de las personas a las que él había visto antes y conocía en cierta forma su historia de vida, ya no estarían más residiendo en este mundo. En las manos de Hahasiah estaba la sentencia mortal de cada una de estas personas. Y él sólo tenía dos caminos a los cuales recurrir, pero por desgracia el camino que eligió se encontraba manchado por la sangre de inocentes y él lo sabía. Por eso, mientras Hahasiah caminaba entre la hierba que seguía el camino hacia su juicio celestial él podía observar claramente desde ese lugar cómo el cielo no paraba de teñirse de rojo.

Narrador Intradiegético
En el preciso momento en el que me dirigía hacia el lugar donde dictarían mi condena debido a lo ocurrido aquel día en que todo parecía estar bien en la tierra, muchas de las personas a las que había visto antes y conocía un poco acerca de su vida, ya no estarían más residiendo en este mundo. Por desgracia, en mis manos, en la decisión de mis actos estaba la sentencia mortal de cada una de estas personas. Y sólo tenía dos caminos a los cuales recurrir, pero por desgracia el camino que elegí se encontraba manchado por la sangre de inocentes, pero por más que lo sabía no podía dejar que sucediera lo mismo otra vez. Por eso, mientras caminaba entre la hierba que seguía el camino hacia el juicio celestial que me esperaba, podía observar claramente desde ese lugar cómo el cielo no paraba de teñirse de rojo.

Narrador Metadiegético
En el preciso momento en que Hahasiah se disponía a asumir las consecuencias de sus actos cometidos en la tierra, muchas de las personas a las que él había visto antes y conocía en cierta forma su historia de vida, ya no estarían más residiendo en este mundo. En las manos de Hahasiah estaba la sentencia mortal de cada una de estas personas. Y él sólo tenía dos caminos a los cuales recurrir. Salvar la vida de muchos inocentes que se encontraban en ese lugar lleno de desesperanzas que minuto a minuto iban fatigando sus deseos de salvación o salvarme a mí de la condena que había llevado por años y que sin dame cuenta llevaba marcada en mi pecho. Es ahora cuando le encuentro sentido a esas visiones que siempre tenía cuando intentaba dormir donde aparecían imágenes de personas que morían trágicamente y que no conocía. Detrás de cada muerte trágica estaba una vida que antes había vivido.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Story Board

En el preciso momento en que Hahasiah se disponía a asumir sus actos cometidos en la tierra, muchas de las personas a las que él había visto antes y conocía en cierta forma su historia de vida, ya no estarán más residiendo en este mundo. En las manos de Hahasiah estaba la sentencia mortal de cada una de estas personas. Y él sólo tenía dos caminos a los cuales recurrir, pero por desgracia el camino que eligió se encontraba manchado por la sangre de inocentes y él lo sabía. Por eso, mientras Hahasiah caminaba entre la hierba que seguía el camino hacia su juicio celestial él podía observar claramente desde ese lugar cómo el cielo no paraba de teñirse de rojo.

Si todos los seres humanos tienen su destino marcado y han venido al mundo a cumplir una misión, por qué los ángeles no.

Hace mucho tiempo Hahasiah era muy feliz compartiendo sus aventuras y recorridos a lo largo de sus misiones con Aniette, un ángel hermosísimo de cabellos dorados con la cual compartía su mismo amor e interés por la vida de los seres humanos. Siempre se preguntaban qué tipo de persona serían y como vivirían su vida si fuesen humanos. Este sentimiento fue lo que hizo que mantuvieran una relación estrecha y siempre buscaban estar juntos mientras cumplían con sus misiones.

Pero un día en el que todo estaba escrito Aniette decidió romper su pacto celestial para poder salvar la vida de una niña en el preciso momento cuando ésta estaba jugando en los maderos de la vía del ferrocarril y su pie se quedó atorado en uno de ellos y el sonido del ferrocarril estaba cerca pasar por ahí. Aniette se desesperó tanto que decidió ella misma socorrer a la niña y ayudarla con todas sus fuerzas a sacar su piececito de entre los maderos. Cuando salieron de esta complicación fue que Aniette se dio cuenta en realidad de lo que había ocurrido y que esto ya no tenía vuelta atrás por eso su destino de ahora en adelante era ser una mujer más en el mundo y olvidarse de Hahasiah para siempre. Sus consecuencias las vivió en carne propia porque aunque salvó una vida que apenas estaba dando sus primeros pasos, ella era la que ahora vivía el karma de prestar su alma en otros cuerpos que estaban destinados a morir trágicamente.

Por desgracia después de lo sucedido Aniette no fue la única afectada en esta historia, Hahasiah también quedo marcado desde el momento en que vio cómo su amor perdió sus alas y se apartó de su mundo por salvar la vida de un ser humano que tarde o temprano moriría en algún momento.

La marca de Hahasiah quedó tan profunda en su ser que su destino de ahora en adelante sería el de proteger a su amada las veces que fuera necesario para que ella no muriera trágicamente como debía ser sino que pudiera descansar de su condena y pudiera tener un lugar entre los demás ángeles de nuevo.

Muchas veces Hahasiah intentó salvar a Aniette de una muerte trágica pero los diferentes obstáculos impidieron que él pudiera ejercer acción alguna sobre ese destino marcado. Era casi imposible pensar que Hahasiah pudiera volver a encontrarse con Aniette como lo hacían antes, pero él tenía la esperanza de que en algún momento la volvería a encontrar y esta vez no la dejaría morir bajo ningunas condiciones.

Después de muchos intentos fallidos Hahasiah pudo encontrar a Aniette como una chica joven de veinticinco años, intelectual, única en el mundo y con una vida normal pero con algunas dificultades debido a su discapacidad en la escucha. Aunque en esta ocasión Aniette ya no era su nombre Hahasiah siempre quiso recordarla así para no olvidar todos los recuerdos que tenía con ella que eran su más preciado tesoro. Aunque Aniette entendía el mundo en que vivía siempre tenía recuerdos de imágenes trágicas de otras personas que nunca había conocido, pero que ella sentía que tenía una especie de relación con estas personas.

Hahasiah aunque se sentía un poco más tranquilo de poder haber encontrado a Aniette no estaba muy seguro de lo que le podría pasar, todavía sentía ese temor de volverla a perder y que la alejaran de nuevo de su corazón.

Fue entonces cuando Aniette un día cualquiera debía ir al banco central a retirar un dinero de la pensión que mensualmente le llegaba a su madre que ya no podía caminar por lo vieja que estaba. Cuando en ese momento después de una larga espera debido a la cantidad de gente que había en el banco entraron unos asaltantes a robar el banco con armas de fuego y con mascaras que tapaban sus rostros. Fue en ese momento cuando Hahasiah se le vinieron a la mente todas las imágenes de las antiguas muertes por las que había pasado Aniette y que no la dejaban descansar en paz.

Los minutos que pasaron los ladrones en el banco parecían horas mientras atacaban a las personas y las obligaban a hacer lo que ellos pedían. Para Aniette era muy confuso entender lo que los asaltantes ya que debido a su discapacidad sólo podía entender a las personas mirándolas a los ojos y leyendo sus labios. Pero como ella no podía hacer esto, se limitaba a seguir los comportamientos de las demás personas. Aniette lo único que podía hacer era observar a las personas acostadas en el piso con las manos en la cabeza y al frente de ella una niña que no sabía claramente lo que sucedía y que lo único que hacía era jugar con una pelota. Los asaltantes exigieron a todas las personas quedarse quietas hasta que ellos se fueran y que si llegaran a hacer algún movimiento alguien saldría herido de ahí. Mientras eso sucedía, Hahasiah observaba a todas esas personas que en algún momento había visto antes.

Entre bote y bote de la pelota de la niña el reloj iba marcando los segundos en que transcurría el asalto y las personas se desesperaban aun más. Cuando de pronto pareciese que el reloj se detuvo cuando la niña se levantó a recoger la pelota que se le fue de sus manos y uno de los asaltantes volteó su arma apuntando a la niña y preparado para disparar. La gente asustada se alarmó de lo que sucedía, pero Aniette preocupada por la niña se paró a abrazarla para cubrirla con su cuerpo y que no le pasara nada. Hahasiah al ver lo que estaba sucediendo saltó sobre Aniette en el momento en que el asaltante disparo sin pensarlo y por el azar de las demás personas. Lo único que se observo en el lugar fue que Aniette y la niña quedaron rezagadas en un lugar seguro del banco mientras se escuchaban los disparos de las armas de los asaltantes y algunas de los guardias de seguridad que estaban presentes. Al finalizar este trágico acontecimiento sólo quedó un ambiente sórdido manchado de rojo y con unas plumas doradas que quedaron en el suelo. Marcando de nuevo el destino de un ángel que sólo podía esperar el momento del juicio.